¿Os acordáis?.




Diego Valor era un piloto interplanetario español que con una tripulación internacional y con la profesora Beatriz Fontana, van primero a la Luna, luego a Venus y después a Marte, a salvar a la Tierra de sus enemigos.
Y aunque, como era de esperar, la relación entre los protagonistas, acaba en idilio amoroso, su personaje resulta excepcional en comparación a otras féminas de la ficción de la época, pues no se limita al habitual papel de compañera pasiva del héroe, sino que interviene activamente en la trama y nos es presentada como mujer inteligente y capaz (científico y piloto espacial), en igualdad de condiciones con los varones de la tripulación.
En Venus los viajeros terrestres encontrarán tres razas: los brutales wiganes, liderados por el Gran Mekong, dominan prácticamente el planeta; los artiles, más inteligentes pero poco dotados para la guerra, resisten con dificultad los intentos de conquista de los wiganes, que pretenden extender al Universo entero; mientras los atlantes, tercera raza de origen terrestre, están aún en peor situación, sometidos a la esclavitud por los wiganes. Diego Valor se pondrá del lado de los artiles quienes con su colaboración conseguirán derrotar a los wiganes tras una gran batalla en la Luna. Pero sus hazañas no se detendrán ahí y el comandante Diego Valor aún tendrá que correr posteriormente muchas más aventuras por el Sistema Solar.
Los 'Diego Valor' eran de un facha horrible. Ahora, el dibujante tuvo el buen gusto de pintar a los malos de verde y no de rojo, como sin duda habría preferido el censor de la época. A manolo se le han olvidado los dos secundarios de lujo. Uno era un francés llamado Pierre Lafitte cuya función era poner el toque refinado y distinguido; su destino era perecer, y a eso se debía que siempre acabara malherido, pero de un tebeo a otro le reparaban, dejándole como nuevo. El otro era un alemanote Kurt style cuya función era estar secretamente enamorado de la chica, la virgen incurable profesora Fontana, indiferente al hecho de que a ésta se la caía el cinturón antigravitatorio cada vez que Diego Valor le lanzaba su célebre mirada de párpados medio caídos. Este alemanote se llamaba Hans Hogan y pese a su romántico talante despedía un tufo nazi muy a tono con los tiempos. Descansen en paz, todos ellos.
ResponderEliminarPor alusiones, yo no me identificaba con Hank (creo que era Hank y no Hans, ahora que caigo), pues era más escuchimizado y encima rubio, y yo quería ser moreno.- Prefería al Lafitte.- No confundas al debilucho Hank con Hulk Hogan, el campeón de lucha libre de los años 80 / 90.
EliminarNo sé si Beatriz era virgen o no; probablemente sí, pues los guionistas no le daban ocasión y la hacían llevar un cinturón de castidad anti-g. El Diego Valor, como buen español, estaba dispuesto, sin embargo; pero no le dejaban abrir boca. Un día descubrí un tenue relieve en la contraportada del tebeo a Diego y Beatriz en la cama amartelados; se conoce que la censura hizo desaparecer la escena...
No comparto lo del tufo nazi; ni salían judíos ni salían negros (perdón, "de color").- Y los verdes y rojos, que yo sepa, no salían en el "Mein Kampf"...
Discrepo totalmente. Fueron unos héroes ingenuos, sin política por medio y no creo que fueran nazis. Nos amenizaban después de Dos Hombres buenos la tarde y los sábados con el TBO.
ResponderEliminarEn los años 50 las aventuras de Diego Valor en la radio marcaron una época.- Los niños de entonces estábamos pegados a la radio -no había televisión, salvo en los bares, y pocos- y nos hacían volar la fantasía hacia aquellos lejanos mundos.- A mí me despertaron la afición a la ciencia-ficción, y una vez que desapareció Diego Valor and Co., me envicié con toda clase de novelas de este estilo, llegando a leer casi a una por hora (de las pequeñitas, claro, que cambiaba en la librería Méndez de la calle Ibiza en Madrid y que todavía subsiste). Los tebeos los tenía todos; lamentablemente los perdí y hoy creo que valen una pasta. Poca visión que tuve...
ResponderEliminarLas predicciones no fueron tan acertadas como las de Julio Verne o H.G. Wells, pues vaticinaban que todo aquello de los wiganes venusianos y del príncipe Senrok y el Mekong tendría lugar en los años 90 del siglo pasado. Un poco optimistas los guionistas.
En cuanto a los personajes, pues al estilo de la época (capitán Trueno, Roberto Alcázar y Pedrín), muy idealistas, muy puros y muy perfectos. Bueno, no está mal; considero positivo para los niños que sus héroes sean buenos muy buenos y que los malos sean malos muy malos, como entonces.- Los malos-buenos o buenos semimalos confunden a las tiernas mentes infantiles; más tarde, ya será otra cosa, a medida que vayan teniendo criterio.
Es curioso que los dos personajes centrales fueran españoles (Diego y Beatriz), acompañados de representantes de otros países como Francia y Alemania (Pierre y Hans)y también una tal Kyra que no sé si era sueca o qué.- Los españoles eran el paradigma de los valores morales exquisitos de la época... como Trueno Y Sigrid, por ejemplo.- ¡Faltaba más, con la censura de los 50!.- Pero no importa, eran deliciosamente ingenuos, valerosos, etc etc.- Y eso hacía que en mis ensoñaciones infantiles me tropezase ocasionalmente -como me sucedió- con damas ideales como la hija de Dª María Luisa, que debí de confundir en mi mente con Beatriz Fontana y me enamoré de ella (lástima que ella tenía 18 y yo 8, que si no...)
No sería una mala idea que alguien llevase las aventuras de Diego Valor al cine; lo que pasa es que para que tuviera éxito la peli, a lo mejor habría que hacer "concesiones" poco acordes con el espíritu de la época (por ejemplo, Pierre Lafitte tirándose a todas las marcianas buenonas que encontrase, Kyra y Senrok marcándose un trío con Hans, etc etc)y Diego Valor tratando desesperadamente de poner orden, mientras el Mekong le tiraba los tejos a Beatriz Fontana. Sobre gustos no hay nada escrito, pero me quedo con los personajes como eran; de otra forma, perderían su encanto.- Tiempos...
Kyra era rubia, artil la novia de Miguel Portolés el segundo de Valor. Los TBOs si los relees hoy (yo también perdí la colección original y tengo la de facsímil), son muy ingenuos y menos sofisticados que los de Flash Gordon (cuya colección entera original si conservo).
ResponderEliminarHicieron las delicias de los que hoy tenemos 65 años, y eso es lo importante. Tuvieron una misión y la cumplieron. Entretenernos.
No pretendo llevar la contraria, pero la prédica facha de los tiempos se manifestaba con especial vesania en los tebeos. Sucedía, eso sí, que ni los dibujantes ni los guionistas eran fachas (es que eran artistas, y el facherío y el arte son incompatibles), de modo que subvertían las imposiciones del régimen estableciendo un código de segundas líneas en sus textos y en sus imágenes que sólo unos pocos eran capaces de captar (yo no descifré sus claves hasta muchos años después; de niño, como no podía ser de otro modo, me lo tragaba casi todo). Así, por ejemplo, conseguían que no pasara desapercibida la relación manifiestamente homo entre Roberto Alcázar (un pederasta consumado) y Pedrín, así como el cachondeo a cuenta de la Santísima Trinidad en El Capitán Trueno (el Capitán era el Padre, el niño el hijo, el gordo el espíritu santo y la virgen Sigrid era eso precisamente, una virgen tan contumaz como insoportable), y en materia de exaltación nazi-patriótica no había nada comparable a las Hazañas Bélicas del gran Boixcar, un republicano-represaliado que si consiguió seguir comiendo de su arte fue porque, indefectiblemente, en sus historias los alemnaes eran los buenos (aunque no había SS's, lo que resultaba significativo; la orden de arriba debía ser 'no pasarse'), la exégesis absoluta del heroísmo y la nobleza era la División Azul, los usacos eran bobos, los franceses débiles, los ingleses arteros, los italianos cobardes y los japanakas malísimos, aunque ninguno de todos ellos se podían comparar con los rusos, que siempre quedaban como unos monstruos de maldad tan insuperable que terminaban por caer bien a casi todos los que padecían un criterio. En realidad, de todas aquellas monstruosidades con que nos lavaban los cerebros, los únicos personajes sensatos, honrados, bondadosos, amables y reconocibles entre la gente común y corriente, eran Mortadelo y Filemón.
ResponderEliminarTGIF
TGIF, de acuerdo contigo en El Capitán Trueno (racista con los moros y defensor de Imperios). Era un bodrio Fascistoide en toda regla. Y Roberto Alcazar y Pedrín era otro tarugo del régimen. Pero eso no pasaba con Diego Valos. Era inocuo y te hacia pensar en el futuro no en el pasado. Había hasta un número que te hablaba ya (año 55) de cerebros electrónicos, de un proyector infratérmico, de la fuerza de la mente para controlar sillas volantes, sidero-puerts... Toda una ventana a un futuro.
ResponderEliminarHazañas Bélicas no lo soportaba mucho, pues soy de siempre pacifista, y además siempre ponía a los americanos de buenos. Los japoneses y alemanes malísimos.
Alguna vez he oido la sintonía de "Diego Valor" en la fonoteca de la Cadena SER. También la de Matilde, Perico y Periquin y mas.
ResponderEliminarEstoy pensando en este momento buscar en Yuo Tube, hay de todo.
Los TBOs de la época se podían cambiar en tiendas especializadas por el 20% de su valor, así leí muchos.
Otros me los prestaban. Quiñones coleccionaba los de Superman que para mi eran un lujo, me los dejaba los sabados para devolver el lunes
Confirmado, busca en you tube !!
ResponderEliminarSi está el himno Angel. La música es "El amor de las tres naranjas".
EliminarAdelante soldados de la Tierra..... Muy evocador.
Manolo
Los personajes de Dos Hombres Buenos, que yo también oía, eran Guzmán y Silveira. Recordáis?
ResponderEliminarYo escuchaba bastante radio entonces porque la hermana de mi padre, mi tía Maribel Ramos, era actriz y estaba en el cuadro de actores de Radio Madrid.
En aquellos tiempos, una vez al año se hacía una función en un cine/teatro del centro y se representaban algunas escenas de Diego Valor. Mi tía nos invitaba a José Ramón y a mi y pasábamos una mañana excepcional. Me presentó a un luchador de lucha libre, Esteban Cabadas (peleaba en el Campo del Gas junto a Toni Martin)que era quien representaba en el escenario todas las peleas de la obra y las perdía. Era del Mekong...
Abzs.
Maribel Ramos, si la recuerdo. Esteban Cabadas, también lo recuerdo. Yo vi una vez el teatro de Diego Valor, pero prefería la radio.
ResponderEliminarMe resulta chocante el poco criterio que muestran algunos bloggeros a la hora de calificar las producciones gráficas para niños y jóvenes de aquella época.
ResponderEliminarNo me explico como se pueden calificar de la misma manera a Diego Valor (Héroe inocuo, con algunos valores aceptables hoy día - ¡inmenso mérito en aquella oscura época! - y con una temática y una estética aperturistas, aire fresco en una infancia de entorno permanentemente sombrío), al Capitán Trueno (Con cierta exaltación de "los valores patrios", pero no malvado ni muy violento, con valores neutros y una estética bastante internacional, en comparación con lo que se hacía en países más libres) y Roberto Alcázar y Pedrín (Quintaesencia del fascismo nacional más cutre; panfleto publicitario de la falange y con unos protagonistas descaradamente violentos y sádicos)